Muchas veces hemos escuchado decir que la compañía o la amistad pueden cambiar para bien o para mal a una persona; nuestros padres en ocasiones nos hacían la advertencia de que nos cuidáramos, que supiéramos elegir con quien andar.
En un gran parte estoy de acuerdo que una persona puede influir o variar el comportamiento de otra, pues una mente débil se deja arrastrar por una mente fuerte. Sin embargo en la parte en la que no estoy totalmente de acuerdo es que no siempre es así, pues dependerá de quien ejerza la influencia y de quien la reciba; he sabido de personas que han estado sometida a influencias negativas y no han cambiado su educación, su formación y mucho menos su conducta, pues al fin y al cabo quien tiene la decisión sobre su vida es uno mismo.
Es importante que los padres desde el momento del nacimiento observen en sus hijos la capacidad que tienen ellos de mantener su comportamiento y conducta; notar si sus hijos al contacto con determinado niño, comienza actuar como ese niño, hacer cosas que hace ese niño, a usar jergas o frases que son propias de otras personas; esto le dará información de cuanto es capaz su hijo de ser influenciado por el ambiente externo; entonces tomar medidas de precaución y orientación a temprana edad, haciendo al hijo consciente de su condición, de que es influenciable.
La comunicación y una excelente relación con ellos, nos ayudara a fortalecer los principios que deseamos que ellos conserven hasta llagar a le edad de adulto; de esta manera estarnos utilizando esta condición de ser fácilmente influenciado, a nuestro favor.
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