martes, 10 de mayo de 2011

Ser Justo es de Dioses

Conversaba con una colega temas relacionados al ambiente profesional y laboral, ella un día se quejaba de la poca o ninguna oportunidad que su empleador le daba para seguir desarrollándose en su carrera; comentaba todo el sacrificio que le implicaba su trabajo para poder crecer; luego de un tiempo ella es asignada como líder o supervisora de un equipo de persona, que al igual que ella estaban luchando por superarse y crecer; ella me describió las habilidades y conocimientos técnicos que posee el equipo que dirige, acentuando los valores que posee uno en particular y lamentando lo poco que recibe en termino de salario dicho profesional. En medio de nuestra última conversación le comente que estaba en búsqueda de un talento para una posición que yo dejaba y que necesitaba que ella me presentara el profesional que ella identifico como excelente; a lo cual ella se negó indicando que no podía prescindir del mismo por sus cualidades profesionales; entonces le dije "tu ve como son las cosas, tú en días pasados te estaba quejando la poca oportunidad que te daba tu jefe para crecer y hoy tu hace los mismo con las personas que tu supervisa".
Ser justo solo es tarea de Dioses, pues no están sujetos a pasiones y emociones, los elementos responsables de cegar los ojos y el juicio a los mortales; por más que tratemos de ser justo, solo lo seremos en cierta medida, si las personas a las cuales debemos aplicar justicia, no tienen ninguna relación emocional con nosotros. Porque siempre trataremos de defender nuestros intereses; esto es un instinto natural humano.
Cuando nuestras condiciones cambian, de igual manera cambia nuestra forma de pensar y nuestros intereses; nuestra defensa y discurso dependerá de la tribuna donde estemos parados. Recuerdo un cuento de tres Negros que encontraron la Lámpara de Aladino y al frotarla sale un Genio Racista que al ver cuáles son sus nuevos amos, solo le concede un deseo para los tres; ellos se disponen a deliberar que cosa le resultaría más conveniente para los tres; el Genio lo presiona y unos de ellos, el más hábil le dice a los demás que lo mejor sería ser Blancos con los ojos azules, pues así acabarían todos sus sufrimientos y pesares; el Genio le concede un trozo de jabón, y ellos le dicen que no fue eso lo que pidieron; el Genio le responde que solo tienen que bañarse con el mismo y se convertirán en lo que desean; el primero el más hábil inicia el baño e inmediatamente comienza a ver los resultados y le muestra un brazo a sus compañeros; al finalizar el baño, sale totalmente blanco, con los ojos azules y un cabello reluciente que brillaba con el sol; los compañeros asombrados le dicen que le preste el jabón para ellos hacer la misma hazaña; a lo que él le responde ¡Miren Negros del carajo!, echen para allá que yo no me trato con Negros.
Es un cuento racista, por lo que pido disculpa a mis lectores, sin embargo solo quería puntualizar de cómo una persona cambia de forma de pensar, cuando sus condiciones son diferentes; esto lo hemos vistos en historias de pueblos que han sido invadidos por otra naciones y el invasor ha tomado habitantes de la nación invadida para colocarlos en puestos claves que les sirvan de medidas estratégicas para poder imponer su yugo.
Vive y Convive.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto lo escribión un amigo y creo que se complemente con esto que escribes:

El nombre de mi amigo para darle el credito que merece es Aroldo Morel, a continuación lo que escribió:

"El mayor error de todos los humanos es que siempre creemos ser el más honesto, el más inteligente, el más íntegro, el más colaborador, el más justo y siempre creemos tener la razón; cuando en realidad solo somos tan honestos como nos permitan nuestros deseos, tan inteligentes como nos permitan nuestros competidores, tan íntegros como nos permitan nuestras ambiciones, tan colaboradores como nos permitan los favores que nos soliciten, tan justos como nos permitan las situaciones que tengamos que evaluar y las partes que participan en ellas; y la razón es algo que nadie tiene a menos que surja del acuerdo de al menos dos de nosotros. Imposible que ninguno la tenga por si solo. En realidad no somos nada si no es a partir de los que nos rodean y las circunstancias que ellos nos presentan. Primero pienso, luego interactúo, comparto, colaboro… solo entonces existo. Nadie es mejor ni peor, solo que algunos somos más iguales, y otros son menos iguales, pero al final todos somos lo mismo con ligeras diferencias que nos hacen únicos."