Muchos seres humanos deciden ser parte de determinada religión, motivado por el interés de llegar al cielo; y no por el amor de servir a su Dios y ser bendición para sus prójimos.
Por naturaleza los seres humanos siempre quieren ser poderosos, diferentes a las mayorías, estar en bienestar o ser los mejores; solo por ignorancia o por traumas mentales el ser humano llegar a estados de decadencias y hace cosas que le pueden hacer perder la vida. Es por las razones inicialmente mencionada que muchos sistemas humanos que se dedican a captar o enrolar personas, son tan exitosas en esta práctica; pues el método que utilizan para persuadir y convencer es la de mercadear los beneficios y recompensa de una vida placentera, prospera, saludable, diferente y especial.
Las religiones durante toda la historia de la humanidad, han utilizado esta miel para llamar clientes; si usted interroga a personas que pertenecen a religiones con base Cristiana, el motivo o razón que tienen para estar en ella, casi la mayoría responderán que están en ella por el premio de la vida eterna o porque temen ir al infierno. No quieren perecer o simplemente quieren tener una mejor vida en el paraíso.
Lo propio sucede con los sistemas de negocios centralizados en esquemas piramidal o de red; que motivan a sus miembros a luchar para poder alcanzar la cima de la pirámide.
Esto hace que ellos ignoren cualquier cosa que le diga a la cara de que lo que le dicen no es del todo verdad, pues temen perder lo que creen que tienen; su mente se cauteriza y se ciegan, no ven nada más. Ven a cualquiera que contradiga su filosofía como un loco o ignorante de clase inferior. Vive y Convive…
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